jueves, 22 de enero de 2015

agradecimiento


Bendito Dios que en medio de mi oscuridad y confusión señalas mi camino porque   irradias luz desde tu bóveda celeste.

Bendito Dios, tan grande como el firmamento te bajas a mi altura para entrar en mi corazón brindándome esperanza, 

Estás en las risas de los niños y en las lágrimas de alegría, pero te posas suavemente en el corazón dolorido para llevarle paz en el furor de la tempestad.

Eres como fuego abrazador que todo lo consume pero al hablar conduces por el aire melodías apacibles que traen paz y consuelo al alma que sufre.


Bendito Dios , no te veo, no te tocan mis manos pero siento tu presencia en cada amanecer, en cada noche lúgubre, cuando el miedo parecía enseñorearse pero sabia que estabas presente en medio de mi aflicción levantando mis brazos y confortando mi espíritu con la firme esperanza de días mejores.

Me inclino ante ti , pronunciando tu nombre, se que vives y cobijado en tus brazos daré la batalla, aun me quedan lomas que subir y abismos por salvar pero avanzo confiado porque se que no estoy solo y en las alas de mi fe surcare vencedor  el horizonte. .

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