Cuando tu compañero falle y a tu mente llegue el recuerdo que le advertiste pero no te escucho,
ten misericordia.
Cuando te asista la razón en medio de una discusión y tengas la intención de sacar provecho enseñoreandote de tu hermano ,
ten misericordia.
Cuando veas a tu hijo equivocarse y sientas que la razón te da el derecho para aplicarle el peso de una justicia implacable,
ten misericordia.
Cuando prestes a tu hermano y este por las circunstancias de la vida no devuelva en el momento preciso,
ten misericordia.
Cuando, tengas que vivir la consecuencia de una acción malvada y tu corazón se llene con el deseo de vengarte,
ten misericordia.
Tu mente finita te mostrara formas de devolver mal por mal ,
de satisfacer tu orgullo con el rencor, con la envidia, con la ira o con la venganza,
pero nada beneficiara más a tu alma que devolver la ofensa con perdón,
la maldad con benevolencia o el enojo con las palabras blandas.
No contestes una ofensa de inmediato, da tiempo a que el espíritu te guíe .
No pases sin masticar, digiere tus pensamientos para que lo bueno te nutra y lo malo se deseche.
Evita al ruidoso y al agresivo pues en nada beneficia tu alma. Se humilde y evita ofender,
no te contamines con el odio del mundo y Dios te concederá una vida pacífica y colmada de sabiduría.
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